Hace ya un buen tiempo, dice Destellito,
ocurrió el siguiente hecho: En Canadá, cuya capital es Ottawa, y
Toronto es la ciudad más poblada, el tren expreso de la zona oeste de
dicho país, se acercaba al pueblo de South River, y si bien no era su destino, debía detenerse para ceder el paso a una locomotora que a unos mil metros esperaba para entrar al desvío.
La gran mayoría de los pasajeros dormían tranquilamente, adormecidos por el monótono traqueteo del tren, los relojes marcaban aproximadamente las dos de la madrugada. El jefe de la Estación había tomado todas las medidas, como señalar con luces todo el recinto,
para que el tren se detuviera. De pronto, el hombre oyó al tren de
pasajeros acercarse, dándose cuenta que venía a mucha velocidad y sin la
intención de parar. Angustiado, pensó que el conductor había sufrido un
ataque o se había quedado dormido, y determinó llamar la atención del
conductor, para ello corrió por la vía y al acercarse la maquina lanzó
su linterna sobre uno de los vidrios, despertando sobresaltado el
conductor, pero a tiempo para aplicar los frenos y evitar lo que habría sido una tragedia de proporciones.
El Jefe De La Estación
Velad, pues, porque no
sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la
medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga
de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo
digo: Velad.
Marcos 13: 35-37.
El Jefe de la Estación intentó prevenir
al maquinista, y evitar así una tremenda tragedia, las luces de nada
sirvieron porque el conductor se había quedado dormido, por un trecho
largo todos los que estaban en la máquina se habían dormido, ajenos al
peligro, expresó Destellito, y fue necesaria una acción violenta para
que el conductor despertara.
Los hijos y las hijas de Dios Creador,
van de viaje a la tierra que fluye leche y miel, donde ni la polilla ni
el orín corrompen, y donde el asfalto de las calles es de oro, además le
aguarda un nombre nuevo, y
nunca más sabrá de llanto ni dolor, estas son algunas cosas con las que
se van a encontrar en el cielo. Las palabras del Señor manejando el
tiempo, indican que se debe velar las veinticuatro horas del día, o sea que de continuo el corazón debe estar en estrecha
relación con Dios. La maldad está dando frutos por doquier, es tiempo
entonces de velar porque se acerca el día en que sonará la final trompeta, y los que han permanecido fieles, serán arrebatados para estar con el Señor para siempre.-
Autor: Oscar Olivares Dondero
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