miércoles, 2 de noviembre de 2011

¿ES ISRAEL EL PUEBLO DE DIOS?

Muchas personas suponen que Israel ya no es el pueblo escogido de Dios.  Algunos acusan a los judíos de haber asesinado a Jesucristo hace alrededor de 2000 años, causando con ello una denigración a la nación abrahámica a través de la historia de los últimos dos milenios, muy a pesar de que los romanos también deberían compartir esta infamia, pues tuvieron arte y parte en la ejecución del Mesías.  Pero cabe al menos una pregunta, ¿es que acaso ese acto oprobioso de la crucifixión del Cristo dejaba por fuera los planes prometidos a Abraham? En ninguna manera, antes bien para cumplimiento de otras profecías servía esa crucifixión.  Israel no fue desechada por decreto divino, no ha sido eliminada, sino castigada.

El apóstol Pablo escribe en su carta a los romanos, en capítulo 11, que ha acontecido endurecimiento para con el pueblo de Israel. El explica que esa dureza de corazón es consecuencia de un espíritu de estupor que le ha sido dado a la nación.  Pero aclara el apóstol que gracias a esa mala conducta judía, el gran pueblo de los gentiles (el resto del mundo no judío) se ha beneficiado, pues ahora resulta incorporado en ese nuevo misterio que es la iglesia. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia (Efesios 5:32). Pablo desea aclarar a todos la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios (Efesios 3), a fin de que al abrir su boca le sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio (Efesios 6:19).

De manera que tanto la iglesia como el evangelio eran misterios escondidos desde los siglos en Dios, pero a Pablo le fue dado el hablar de esos misterios, pues por revelación le había sido declarado el mismo (Efesios 3).  Este conocimiento no se dio a conocer a los hijos de los hombres en otras generaciones, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu (Efesios 3).  De manera que por gracia los gentiles han sido incorporados al disfrute de las riquezas de Dios, a través del evangelio de Jesucristo. Y precisamente Pablo quien fue el encargado de este noble ministerio, escribió en la carta a los romanos que Dios no ha desechado a su pueblo.

Establece el apóstol varios hechos referentes a Israel: Primero, Israel está endurecida y por su endurecimiento los gentiles se benefician de un Dios justo y severo que castiga a su pueblo, pero que manifiesta su amor y misericordia para las naciones que no le buscaban. Segundo, que ese beneficio no debe llevar a los gentiles a ensoberbecerse contra Israel, pues se corre el riesgo de ser desechado por tal razonamiento. Tercero, llegará el tiempo en que se cumpla el cometido de los gentiles (la plenitud de ellos). Cuarto, acontecida la plenitud de los gentiles, todo Israel será salvo.

El apóstol hace una admonición para que no se caiga en la arrogancia contra Israel, diciéndose que ya Dios los desechó (como si se hubieran cumplido todas las promesas del Antiguo Testamento sobre el futuro de esa nación), pues muchas cosas faltan por completarse en ese pueblo.  Israel tenía que ser una nación en el escenario del mundo actual, en el tiempo revelado al profeta Daniel como tiempo del fin. A Daniel se le dijo que sellara las palabras de la profecía hasta estos momentos, referenciados con los signos de una ciencia aumentada y de un correr exagerado de aquí para allá (los viajes). 

Aquellos que confunden a la iglesia con Israel deben preguntarse ¿qué necesidad tienen los judíos de ser salvos si ya lo son por ser iglesia? ¿Por qué Pablo habla del pueblo de Israel que será salvo y de los gentiles en la iglesia como dos conceptos separados?  Si Israel es la iglesia o la iglesia es el nuevo Israel, ¿por qué razón Israel va a ser salvo, una vez que la Iglesia haya cumplido su misión en la tierra bajo el concepto de la plenitud de los gentiles?  El verso 12 de Romanos 11 habla de la plena restauración futura de Israel, de manera que queda claro que esta nación tendrá un papel protagónico en el escenario final del gobierno humano.  El verso 15 nos refiere a la exclusión momentánea de Israel que produce la reconciliación del mundo, y se compara con la admisión futura de los judíos, la cual también producirá enorme ganancia.  No te jactes contra las ramas, (verso 18), no te ensoberbezcas, sino teme (verso 20), pues de otra manera tú también serás cortado (verso 22).

Estos tres textos mencionados hablan de la clara advertencia contra aquellos que neciamente se ufanan contra Israel, suponiendo que ya Dios los desechó para siempre.  Hay una admonición y un castigo terrible para los que persisten en su soberbia contra la niña de los ojos de Dios.  Ese castigo es ser cortado de la presencia de Dios.  Acá no se implica que la perseverancia de los santos no sea suficiente, sino que se habrá de entender que los que así se expresan eran lobos vestidos de cordero, salieron de nosotros pero no eran de nosotros (Juan).

Los judíos son enemigos del evangelio por causa de los gentiles, en los propósitos eternos e inmutables de Dios, pero por causa de la elección son amados en razón de los padres (Abraham, Isaac, Jacob). Israel no puede ser la Iglesia porque los israelitas son enemigos por causa de la misma iglesia, el misterio de los gentiles en el reino; aunque sigue siendo amada por causa de la promesa dada a los padres. Y esto, agrega el apóstol, se debe a un solo principio: porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (verso 29).  En otros términos, porque así lo ha querido Dios. De manera que los que sugieren que Israel ha sido desechada por Dios, que ya no tiene derecho a ser nación, a tener un territorio, a luchar por su supervivencia, resisten la voluntad irrevocable de Dios, así tengan el ropaje de cristianos. Su condena es ineludiblemente el ser cortados de en medio. Aun en esto se sigue cumpliendo la antigua promesa de bendeciré a los que bendijeren a Israel y maldeciré a los que le maldijeren. Si Dios corta es porque maldice.

EL LAGO DE UEGO - ARMANDO ALDUCIN

EL CRISTIANISMO MEDIEVAL